He repetido muchas veces que las cooperativas no son invenciones peculiares de Robert Owen u otros pensadores socialistas, sino que han existido a lo largo de toda la historia humana bajo diferentes apariencias. Cheng y Fleischmann (2010) han analizado los 12 listados más populares de valores humanos utilizados con fines comerciales. Llegaron así a un Meta Listado de los 16 valores que se encontraban presentes en todos los listados. La enseñanza social de la Iglesia Católica es tan antigua como la iglesia misma. Pero, pocas personas saben que las reglas de San Benito acerca de la organización del trabajo y de la vida comunitaria no eran exclusivamente para los monjes, sino también para los laicos. Las Reducciones paraguayas, reflejadas en la película «La Misión», eran de hecho cooperativas establecidas por jesuitas, similares a la mayor cooperativa de trabajadores “Cooperativa Mondragón” que fue organizada también por un padre jesuita, José María Arizmendiarrieta. Los fundadores de la primera cooperativa de Rochdale y, de hecho, los fundadores del movimiento cooperativo, simplemente han institucionalizado los valores que han estado presentes en nuestras vidas todo el tiempo. Esta institucionalización y oficialización han posibilitado la difusión del modelo cooperativo y de sus valores en todo el mundo.
Creo firmemente que todas las empresas y organizaciones deberían basarse en estos mismos valores humanos universales. Cuando buscamos un referente, estamos buscando una empresa exitosa, y este modelo ha demostrado ser uno de los modelos de negocios más humanos en la historia, cercano a otro modelo tradicional que es la empresa familiar. Estos dos modelos no sólo no compiten o se contradicen entre sí, sino que, en el caso de las cooperativas de productores, las cooperativas de ahorro y crédito o cooperativas de consumidores, crean conglomerados de organismos que se apoyan entre sí. He reunido, en la siguiente tabla, todos los grupos de valores que he mencionado anteriormente para mostrar cómo se entrelazan entre sí.
Las cooperativas, son en la práctica, una expresión específica de los Valores y Principios Generales de nuestra civilización. Por tanto, no pueden limitarse únicamente a la esfera de nuestra vida laboral, sino que influencián nuestra vida social y privada. Llamaré “empresas participativas” a las organizaciones donde esto sucede.
Los valores cooperativos podrían revelar la verdad sobre los seres humanos, especialmente en lo referente al contexto laboral, y quizás podrían explicar también la subestimación del sector cooperativo y las maneras de superarlo. La ventaja de las cooperativas sobre las clasificaciones de Cheng y Fleischman y sobre los principios de la Iglesia Católica, es que las cooperativas son empresas reales que emplean a 250 millones de personas en todo el mundo y abiertamente se muestran e identifican con un nombre o con declaraciones que evidencian estos valores y principios. La pregunta que debemos hacernos es: ¿hasta qué punto las cooperativas y sus empleados o miembros implementan estos valores en sus vidas diarias?. Pero esta misma pregunta es la que debemos hacernos a nosotros mismos si queremos unirnos.
Te Invito a testar en que manera tu lugar de trabajo se adhiere a estos valores universales.
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